Mayo: SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.

A LA LUZ DE LA PALABRA. SINOPSIS. La analogía que meditaremos con el misterio de la Santísima Trinidad, es con la comunidad del amor.

La Escritura nos enseña que la naturaleza y esencia de Dios ysu Ley propia, es «El amor». En el Antiguo Testamento nuestro Padre Yahveh se presenta a Moisés y le comunica su Nombre: «Yo Soy, YO SOY.» (Ex. 3, 14), que significa, Dios es sólo Dios, plenitud y perfección de su persona, sin origen, ni fin; Dios existe consigo mismo y por sí mismo, Omnipotente y Eterno. Revela su origen y fin: amor, fidelidad, misericordia y perdón, mantiene su amor por mil generaciones (Ex. 34, 7). El Hijo es la Palabra, la promesa de que nuestro Padre enviaría un Mesías, un Salvador. El Espíritu Santo ya es mencionado en el Antiguo Testamento. ¡Envía Señor tu Espíritu y todo será reconstruido y renovaras la faz de la tierra! (Sal. 104, 30). El Profeta Isaías vio al Señor sentado en un Trono elevado y alto, por encima había serafines. Y gritaban: «Santo, Santo, Santo es Yahveh de los ejércitos, su Gloria llena toda la tierra.» (Isa. 6, 1-3). (Se refiere al tres veces Santo, es decir, a la Santísima Trinidad.) ¡Alabe al Señor todo ser que respira! ¡Aleluya! (Sal. 150, 6).
En la Nueva y Definitiva Alianza, Jesús reveló la esencia de la Santísima Trinidad, comunidad del amor: misericordia, fidelidad y perdón eternos. Pero Dios es rico en misericordia: iCon que amor tan inmenso nos amó! (Ef. 2, 4). «Hasta la Justicia Divina obedece al amor, pues ella misma es amor.» Jesús nos enseña que la Primera Persona de la Santísima Trinidad es Dios Padre; único Dios verdadero, y Jesús afirma que Él es el Cristo, el enviado del Padre; nos enseña que su naturaleza y su Ley son las del amor. Jesús afirma en varias ocasiones Yo soy: «Yo soy la Luz del mundo». «Yo soy el Buen Pastor», «Yo soy la Vid Verdadera»; es decir «Yo soy el que existe por sí mismo y existe
siempre, soy eterno.» Estamos ante una revelación del ser Divino, Jesús se presenta igual a Yahveh «Yo Soy»; «Jesús es el resplandor de la Gloria de Dios y la impronta de su ser. El, cuya Palabra poderosa mantiene el universo, también es el que purificó al mundo de sus pecados, y luego se sentó en los cielos, a la derecha del Dios de majestad.» (Hb 1, 3). La Palabra es Cristo, «El Verbo (La Palabra) se hizo Carne.» (Jn 1, 14). El Verbo Encarnado ó el Hijo de Dios Encarnado es la Promesa de Yahveh, su presencia, instaurando el Reino de Dios entre los hombres y Jesús en obediencia y por amor lleva a cabo la Obra de la Redención. Jesús nos ganó por su Misterio Pascual, la plenitud del Espíritu Santo a la Iglesia, su esposa y cuerpo místico, ser familia de Dios, ser Hijos del Padre, Pueblo de reyes, sacerdotes y profetas para Dios, Adoradores en Espíritu y en Verdad, tal como nuestro Padre quiere. ¡Así amó Dios al mundo! Le dio a su Hijo Único, para que quien cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna.» (Jn 3, 16).
187. La plenitud del Espíritu Santo es revelado por Jesús, al decirle a sus discípulos como sería su nueva presencia al retornar al Padre, «En adelante el Espíritu Santo, el Intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.» (In 14, 26). «Jesús sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo.» (Jn 20, 22). La presencia del Espíritu Santo, es el amor que procede del Padre y el Hijo, y habita en nuestros corazones. Pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones. (Rom. 5, 5). «El Espíritu Santo les era enviado desde el cielo. Y les fue revelado que todo esto sería, no para ellos, sino para ustedes.» (1 Pe. 1, 11-12). San Juan tuvo la visión de la Santísima Trinidad y nos revela: al tres veces Santo, y los cuatro seres vivientes, que son símbolo de los cuatro Evangelios, repiten día y noche: «Santo, Santo, Santo es el Señor, el Todopoderoso, el que era, es y ha de venir.»
(Ap 4, «Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios. Aquel que Es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso.» (Ap 1,