A LA LUZ DE LA PALABRA.
SINOPSIS. La analogía o semejanza que meditaremos en torno a la Sagrada Eucaristía,será con las Bodas del Cordero. En la Antigua Alianza Yahvéh amó a Israel y la llamaba su esposa. Para Yahvéh fue una esposa infiel, lo único que le pedía era fidelidad, solo quería que lo adoraran a Él como el único Dios vivo de Israel, les pedía no adorar ídolos, esas fueron sus infidelidades. “Reconoce que has traicionado a Yahvéh, tu Dios; has vendido tu amor a los extranjeros y no has escuchado mi voz.” (Jeremías 3, 13). Pero nos hace una promesa de salvación: “Con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi cariño hacia ti. Volveré a edificarte y serás reedificada, Virgen de Israel. (Jeremías 31, 3-4).
Los Profetas anuncian una radical redención del pueblo, y la salvación que abrazaría a todas las naciones, en una Alianza Nueva y Eterna del pueblo de Israel por medio del Mesías, El Ungido, el Cristo de Dios, la promesa del Padre que se llevaría a cabal, enviando a Jesús el Unigénito del Padre. “Eran nuestras faltas por las que era destruido, nuestros pecados por los que era aplastado. Él soportó el castigo, que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados y liberados” (Isaías 53, 5); este texto se refiere a Jesucristo nuestro Señor.
En la Nueva y Definitiva Alianza San Pablo nos enseña: Que la Iglesia somos la esposa de Cristo y también su cuerpo.“Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es asimismo Salvador.” “Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por Ella.” (Efesios 5, 23. 25). Cristo en la Sagrada Eucaristia alimenta y cuida a su esposa la Iglesia, pues nosotros somos miembros de su Cuerpo. Es éste un misterio muy grande, pues lo refiero a Cristo y a la Iglesia.” (Efesios 5, 30 .32).